lunes, 28 de septiembre de 2015

Maestro Eulogio

MAESTRO EULOGIO La palabra MAESTRO es mucho más que un certificado otorgado para la enseñanza. Ese fue el título dado a los grandes literatos y sabios de la antigüedad, aunque nunca hubieran dado clases. A Cristo se le conoce como el Gran Maestro. En la historia, se le llama MAESTRO a todos los que han dejado una lección en alguna de las ramas del conocimiento. Eulogio Cardona Beltrán se ganó ese título en más de una rama del saber. Fue maestro en los deportes, en las comunicaciones, en el quehacer cultural, en ciencias políticas, en labor social. Y en medio de esas actividades, ostentaba el título de maestro del sistema de educación pública, con los estudios y acreditaciones requeridos. Así enseñaba en un salón de clases y seguía enseñando fuera de la escuela. Quienes lo conocimos y compartimos con Eulogio Cardona en cualquiera de sus múltiples facetas, sabemos que daba una lección de humanismo en todas ellas. Más aún, integraba la educación a las otras actividades. Cuando se involucraba en deportes, daba cátedra de ética y profesionalismo, más allá de la técnica. Viajó al extranjero, no como un turista más, sino como maestro siempre en busca de nuevos conocimientos. Se interesaba en la cultura y sociedad de cada país, para luego enseñar a otros lo positivo de cada país que podía traerse al ámbito local en el deporte, la cultura, la educación y demás renglones de la sociedad. En su labor en la radio su elocuencia y su dominio del lenguaje eran lecciones sin hacer un plan didáctico. Su prédica sobre la justicia social no se quedaba en las palabras. Se involucraba personalmente y hacía acto de presencia en los reclamos de las comunidades y en situaciones individuales. Usaba el micrófono para fustigar al político dictador y al funcionario negligente. Cuando una persona humilde o un niño indefenso era víctima de una injusticia, la voz de Eulogio Cardona retumbaba haciendo temblar a los poderosos. Mencionaba por nombre y apellido a los políticos y aristócratas que angustiaban al pueblo. Nadie se atrevía a contestarle, pues siempre estaba armado de la verdad con evidencia. Y por el contrario, la respuesta muchas veces era una solución a los problemas que planteaba. En la enseñanza formal, en el salón de clases, Eulogio Cardona lograba impactar a sus estudiantes en la edad más difícil, la adolescencia. Era exigente al punto de causar resentimiento en algunos. Su insistencia en la lectura y en la corrección ortográfica y gramatical parecía en determinado momento un entrenamiento militar. Pero pasado el curso, los estudiantes admitían que esa disciplina y rigor de Eulogio habían hecho la diferencia en ellos. No pocos de sus alumnos dicen, años después, que las lecciones de ese MAESTRO los encaminaron hacia el éxito en la vida. Hasta recuerdan palabra por palabra algunas lecciones. Como cuando le preguntaban sobre el lenguaje obsceno: “Palabras obscenas son: hambre, pobreza, esclavitud, guerra, injusticia.” El Maestro Eulogio se fue repentinamente la noche del miércoles 23 de septiembre. La estación de radio de la que fue propietario, Radio Progreso, recogió el duelo del pueblo, de sus estudiantes y compañeros que resumieron sus vivencias con el inolvidable maestro. Cuya huella en la educación es tan grande que se mantendrá tras su partida.

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